Un rey se encontró con un monje del
desierto que iba de camino y, casualmente, se había adentrado por zonas
habitadas. Conforme a la costumbre oriental cuando un rey topa con un súbdito
éste puede pedirle un favor; así que el rey le dijo:
-"Pídeme un favor".
El monje del desierto le replicó:
"Sería indecoroso por mi parte pedirle
un favor a uno de mis esclavos".
"¿Cómo te atreves a hablar a un rey
con tan poco respeto?", bramó uno de los guardias. "¡Explícate ahora
mismo, o morirás!".
Y el monje respondió:
"Yo tengo un esclavo que es el dueño
de tu rey".
"¿De quién hablas?"
"Del miedo", respondió el monje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.