En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Juan 10 47-51
Pues sí… en pleno siglo XXI,
aún la liturgia de la Iglesia católica interrumpe la lectura ordinaria del
evangelio de Lucas para hablar de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Felicidades a quienes tienen nombres tan socorridos, a excepción de los “rafaeles”
de Hellín que tiene día propio en el calendario local… Así somos los de Hellín.
Y todo viene por el último
versículo del evangelio de hoy: “Yo os aseguro:
veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del
hombre”. Se refiere el comentario de Jesús a aquella
visión de Jacob que, creo recordar, comentamos hace ya algunos meses cuando
salía en la primera lectura del día correspondiente.
Ángeles
ha habido en todas las religiones. Los que saben de esto dicen que en la Biblia
realmente aparecen muy tardíamente y por contagio de las “religiones persas”.
Son “entidades” muy socorridas hasta en nuestros días. No se si habéis visto la
parte primera de la Guerra de las Galaxias donde viene definidos como “las criaturas más hermosas del universo”, que viven en
las lunas de Iego (vete tu a saber dónde está eso).
Pero lo que mas me llama la
atención es como los seres humanos hemos “mercantilizado” todo; lo digo por
estos instrumentos que se llaman
“llamadores de ángeles”, una especie de “timbrecillos estelares” cuya utilidad
no se exactamente cuál será. Los hay de oro, de plata y de bisutería. Yo los
descubrí hace un tiempo.
Lo que está claro es que haríamos
mal en soñar con seres estelares cuando hubo uno muy cercano a la humanidad.
Este es el resultado de la conversación entre Jesús y Natanael. Jesús viene a
decirle a Natanael, que Él es el ángel por excelencia.
Si los ángeles, en las
arcaicas tradiciones religiosas, eran seres que inter-comunicaban los cielos
con la tierra, Jesús viene a decir a Natanael que en Él se concentra la máxima
presencia de los divino y de lo humano.
Jesús es el autentico enviado, él es el
ev-angel-io. Ya no cuentan más intermediarios ni mediaciones divinas. Si
queremos palpar la “carne” de Dios –diría Jesús-, basta con vivir como Él
vivió. Ese “toque” vital nos “conecta” con lo divino desde nuestra “plena
humanidad”.
Lo siento por los fabricantes de
“cabello de ángel”; sobre todo porque, viendo a Jesús, a veces, la vida desde
Él, tiene un toque “agrio” que contrasta con la cansina dulzura del susodicho
producto.
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