El sabio chino estaba pescando en el río y
gozando de la paz que se respiraba en la orilla, cuando se acercaron dos altos
oficiales para decirle:
“Nuestro Príncipe ha decidido darle el
encargo de administrar el Estado”.
El sabio continuó pescando sin girar la
cabeza. Después dijo:
“He oído hablar de una tortuga sagrada que
murió a la edad de tres mil años. El Príncipe conserva cuidadosamente esta
reliquia encerrada en un cofre en el templo de las Aves. Ahora pregunto, ¿qué
os parece, aquella tortuga preferiría estar muerta y hacer venerar sus restos,
o en cambio preferiría estar viva y menear la cola en el fango?”.
“Ciertamente preferiría estar viva y menear
la cola en el fango”, respondieron al unísono los dos oficiales.
“Y entonces, ¡dejadme en paz!, no ansío
ningún poder ni veneración. Prefiero estar vivo y consciente en lugar de
encerrarme en los asuntos de palacio.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.