En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
-«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»
-«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»
Mateo 22, 23-26
Lunes, martes y miércoles, leemos un texto de Mateo que, a modo de tríptico, supone la crítica más grande que se ha hecho a la religión de la "apariencia". El autor de la crítica es el propio Jesús.Ayer fue San Bartolomé y la iglesia nos proponía otro texto (además yo falté a la cita). Pero, resumiendo, el texto de ayer vendría a suponer la crítica a una religión "falta de humanidad" con el pretexto de "mucha divinidad".
Pues bien, el texto de hoy vendría a presentar una experiencia de Dios falta de autenticidad. En el judaísmo, las exigencias del mantenimiento del culto divino había puesto en primer plano el deber del pago del diezmo.
El fariseísmo era criticado porque había colocado en la cima de los preceptos algo de importancia secundaria como es pagar el diez por cien "de la hierbabuena, del anís y del comino". Esta preocupación secundaria va acompañada de un descuido de lo más importante de la Ley: "la justicia, el buen corazón y la lealtad". De ahí el absurdo de una preocupación por lo pequeño, "el mosquito", y una despreocupación por lo mayor: "el camello".
Pues bien, el texto de hoy vendría a presentar una experiencia de Dios falta de autenticidad. En el judaísmo, las exigencias del mantenimiento del culto divino había puesto en primer plano el deber del pago del diezmo.
El fariseísmo era criticado porque había colocado en la cima de los preceptos algo de importancia secundaria como es pagar el diez por cien "de la hierbabuena, del anís y del comino". Esta preocupación secundaria va acompañada de un descuido de lo más importante de la Ley: "la justicia, el buen corazón y la lealtad". De ahí el absurdo de una preocupación por lo pequeño, "el mosquito", y una despreocupación por lo mayor: "el camello".
La siguiente
crítica se fundamenta en el cuidado de la limpieza, típicas del fariseísmo y de
otros grupos judíos de la época. Pero esta preocupación por la purificación era frecuentemente acompañada por un
descuido de las exigencias respecto al prójimo. Limpiar la copa y el plato prevalecía
sobre el evitar el robo y la injusticia.
Yo creo que
aunque existan comportamientos y actitudes que siguen reproduciendo estos
extremos (¡hay gente “pa tó”!), la in-autenticidad de la religión en el “hoy”
de nuestra vida se reviste de otras formas.
Por ejemplo, aunque hay mucha
“religiosidad popular” respetable, creo que este es un terreno propicio en la
actualidad para caer en la tentación de ocuparse de lo secundario y olvidar lo
fundamental. Además, dado lo “popular” de esta “religiosidad”, es algo muy
extendido en muchos cristianos, incluso en muchos cristianos ag-nósticos (sic)
que hay en muchas de nuestras cofradías.
No hay que poner el grito
en el cielo por este tema, pero hay que tener la capacidad crítica activada si
no queremos concluir en un neo-fariseísmo, que como todo lo “neo” suele ser
más letal que la fuente de la que surge.
Y por, ejemplo también, en
todo lo que llamamos “protocolos” religiosos nos adentramos en un terreno “minado”
que hace saltar alarmas. Algunos sacramentos y algunas “puestas en escena
clericales” son clara expresión de esto de “limpiar la copa por fuera”.
Creo
que la religión necesita de “ceremoniales”, pero cuando lo “ceremonial”
degenera en “protocolo”, la experiencia de Dios se pervierte , y allí, el tonto
de turno ocupa el lugar de Dios, es decir, ocupa el lugar de la experiencia a
la que queremos evocar.
Eso es lo que yo entiendo por “limpiar la copa por
fuera”, independientemente de que su interior sea cuestionable o, simple y
tristemente, esté vacío.
PD. Perdón por la extensión. Sólo es por "compensar" la ausencia de ayer.
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