En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:
–¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
–Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También vosotros queréis marcharos?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:
–¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
–Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También vosotros queréis marcharos?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
Juan 6, 61-70
Bueno, pues ya nos despedimos de San Juan hasta otra. Y
ahora, al final, nos damos cuenta de que el evangelista ha “jugado” con
nosotros. Lo que empezó como una “apabullante performance”, la multiplicación
de los panes, donde la abundancia de pan y de gente hacía presagiar una exitosa
carrera “mesiánica” de Jesús, acaba hoy con una dosis de realismo
“enternecedor”: "¿esto os hace
vacilar?...¿también vosotros queréis marcharos?"
Lo dicho, San Juan ha jugado con nosotros. De hecho, todo su evangelio es un juego de "gloria" y "miseria". Nos subió a la
“gloria” con un mesías al que era muy difícil “no seguir”, pero poco a poco,
“personalizando el mensaje”, nos ha colocado en la tesitura de la elección: “Tu tienes que ser pan, tu tienes que dejarte comer, tu eres un poco
mesías también”
Y eso, para los judíos era intolerable e inaceptable. El
dios todopoderoso que había pasado a cuchillo a los ejércitos enemigos, ¡cómo va
a decirnos ahora que es mejor dejarse morder que ir por la vida mordiendo!
Inaceptable.
Hoy nos sigue pasando lo mismo… También tenemos nuevos
momentos de multiplicación de expectativas donde acudimos más de cinco mil
personas (como cuando los “panes y los peces”). Y también en algún que otro
momento., como dice la canción “Juntos como hermanos …. Vamos caminando al
encuentro del Señor...” a Roma, a
Jerusalén, a las rutas de San Pablo, a Cortes, al Sahuco, a la Virgen de la
Esperanza… ¡Hay tantos montes y caminos y aeropuertos donde nos espera dios!
Pero al final… la “decisión” no ocurre allí. Ocurre en el
monte de tu corazón, en lo privado ( o en lo “escondido”, que es más bíblicamente
correcto), allí donde uno deja los “ropajes” que le representan como un “personaje”
de la trama eclesial, y se encuentra “desnudo”, más que con su cuerpo limpio
(al estilo de la propuesta de San Pablo de hoy); y allí tienes que volver a
escuchar la pregunta:
“… ¿estás dispuesto a dejarte morder?.... o eres de los que
muerden en la vida”.
La Palabra nos propone dos respuestas:
“…Este modo de hablar
es intolerable…”
o bien,
“… Señor… ¿a quién voy
a acudir?”
… Y hay que elegir…
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