EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente
al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera
ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
-«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente
al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera
ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
Mateo 5, 38-42
Las fiestas del San Bernabé y del Sagrado Corazón de Jesús
de la semana pasada, nos despistaron de la “lógica” literaria del evangelio de
San Mateo. Nos quedamos en aquella afirmación de Jesús de “cumplir hasta la última
letra y tilde de la Ley”. El texto de hoy es la tercera concreción de esa apuesta “extra-legalista” de Jesús.
Resumiendo, podríamos afirmar que para Jesús “cumplir hasta
la última tilde de la ley” es “vivir con desmesura” o “vivir la desmesura”. No
tener “medida en el bien” y no tener “hartura en la reconciliación”, porque eso
es lo que da cuenta de tu dignidad.
Desmesura es, efectivamente, “dar la capa” incluso a quien te
ha quitado la túnica. Desmesura es “acompañar dos millas” a quien te pidió sólo
compañía para una. Dos imágenes en este caso que pretenden superar “el ojo por
ojo y diente por diente”, en sí mismo, una opción que no es injusta, pero que puede
resultar ineficaz a la hora de la reconciliación.
No me preguntéis la razón de mi argumento, pero siempre he
pensado que en ocasiones, sólo la des-mesura transforma el corazón del otro.
“Dar también la capa” a quien te “quitó” la túnica puede ser, en ocasiones, la
única manera de hacer “recapacitar” a quien te afrentó. Bofetada por bofetada (en el sentido amplio de la palabra) te desahoga, pero no transforma el corazón del agresor; en todo caso lo hace “conocedor”
del peligro que tiene, pero no le “convence” del sin sentido de su acción.
Imaginemos que navegamos con un barco por el mar; y viene
otro barco y su barquero quiere también el tuyo. Pues “chico”, quédatelo, a mí
me basta con el mar. (Disculpad la deriva poética de hoy).
De todas formas, esto de “poner la otra mejilla”, según dicen los estudiosos del judaísmo, tiene otra posible interpretación desde la antropología cultural. ”Poner la otra
mejilla” no es un signo de debilidad o “conformismo resignado”, más bien se
trata de una cuestión de “dignidad”. Como se trata de una explicación de tipo
técnico, la coloco en un “post; diferente.
En resumen, para Jesus, “cumplir hasta la última tilde de la
Ley” no es sólo ser un buen ciudadano, o simplemente “quedar bien”, es sobre
todo, intentar “transformar el corazón de quien te agredió” porque su “salud”
te interesa.
Si queréis leer la explicación "técnica" desde la antropología cultural del mundo judío, podéis
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