viernes, 12 de junio de 2015

EL EVANGELIO DEL 12 DE JUNIO. FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESUS


EVANGELIO
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»

Juan 19, 31-37
COMENTARIO

“Y al punto salió sangre y agua”… Aunque podríamos explicar médicamente este acontecimiento del corazón traspasado de Jesús (obviamente éste no es el lugar de hacerlo), la Iglesia, desde los primeros tiempos, interpretó este hecho en clave teológica.

De este modo los primeros cristianos vieron un especial significado en la sangre y el agua que salieron de su costado. La sangre significa que el cordero ha sido realmente sacrificado y el agua significa la presencia del Espíritu. Recordad el “agua viva” en el episodio de la Samaritana que se convierte en signo de un culto en “Espíritu y en Verdad”.
Los escritores cristianos de los primeros siglos vieron aquí simbolizados dos sacramentos: el Bautismo  (Agua) y la Eucaristía (Sangre). Los dos son fundamentales para la vida de la Iglesia, nacida del costado de Cristo.
Otra simbología que utilizaron los escritores antiguos: Eva, de acuerdo con el Génesis, fue creada del costado de Adán. Ahora, la nueva Eva, la Iglesia nace del costado del nuevo Adán, Cristo. (Insisto –para los preocupadas/os por las cuestiones de “género- se trata sólo de una interpretación.)
Celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús es intentar caer en a cuenta del hecho de que Dios, más que una cuestión de catecismo, es primeramente una cuestión de sentimientos. La fe tiene un componente “sentimental” que la hace más cordial que intelectual. De ahí que la ética sea tremendamente importante para la religión. 
No podemos reducir la religión a una ética; pero una experiencia religiosa que no condicione una “determinada manera de ver la vida y vivirla”, es tan in-auténtica como perversa.
Somos “inteligencia sentiente” dicen los teóricos de la antropología.  O en palabras de Jesús “donde está tu tesoro, allí esta tu corazón” (Mateo 6, 21)











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