sábado, 14 de febrero de 2015

SÓLO 1 SEGUNDO, SÁBADO


LA MUERTE 
EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA



En la antigua sociedad religiosa, la muerte habitaba en su interior, formaba parte de las vidas y las fiestas, se encarnaba en objetos y detalles del hogar, residía en las oraciones, las conversaciones y las costumbres Hoy, por el contario, en una sociedad laica y consumidora, la vivencia de la muerte genera una anomalía que perjudica la integración con el conjunto de los demás.

Los muertos no existen ni para bien m para mal Han desaparecido casi por entero, y lo que de ellos queda, en creciente mengua, es la traumática huella de haberles contemplado como injustas víctimas de un virus o de un azar.

Así, cada día más, la muerte, como el resto de los fenómenos en la cultura del cambio súbito, no acaece como efecto de un proceso y mucho menos de un proceso «vital».

Lo vital es lo vital, no la finalidad de nada sino el motor de la vida De este modo, sin ninguna articulación histórica o biográfica, la muerte nos explota como un acto terrorista, sin significación, sin convalidación, sin prestigio Morirse es tan sólo una calamidad.

Vicente Verdú, 
Yo y tú, objetos de lujo, 
Barcelona2011, p.52-53

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