BUSCAR PROBLEMAS
Varios hombres compartían el
mismo departamento en un tren y, como quedaban muchas horas para llegar al
destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su
marcha.
Transcurrieron los minutos y los
viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de
viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que
decía:
–¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed
tengo!
Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros
que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus
compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los
viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso
de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua.
Todos se echaron de nuevo. Otra
vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir.
Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a
decir:
–¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!
Un Maestro
Zen dice: “La mente siempre tiene problemas. Cuando no tiene problemas reales,
fabrica problemas imaginarios y ficticios, teniendo incluso que buscar
soluciones imaginarias y ficticias”.
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