YA VEREMOS
Había una vez un viejo granjero que había trabajado
sus campos durante muchos años. Un día su caballo se fugó. Al escuchar la
noticia, sus vecinos lo vinieron a visitar. “Qué mala suerte”, le dijeron.
“Ya veremos…”, contestó el granjero. A la mañana
siguiente, el caballo regresó, trayendo otros tres caballos salvajes con él.
“Qué maravilloso”, exclamaron los vecinos.
“Ya veremos…”, contestó el viejo. Al día siguiente, su
hijo intentó montar uno de los caballos salvajes, siendo derribado por éste. A
consecuencia de la caída se rompió una pierna. Los vecinos vinieron otra vez a
ofrecer sus condolencias por el infortunio.
“Ya veremos…”, contestó el granjero. Unos días más
tarde, funcionarios militares vinieron a la aldea a reclutar hombres jóvenes
para el ejército. Viendo que la pierna del hijo estaba rota, lo pasaron por
alto. Los vecinos felicitaron al granjero por su buena suerte.
“Ya veremos…”, dijo el granjero.
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