viernes, 5 de febrero de 2016

JUEVES DE LA SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 5 DEL FEBRERO

EVANGELIO
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él.» Otros decían: «Es Elías.» Otros: «Es un profeta como los antiguos.»
Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Marcos   6, 14-29
COMENTARIO

Escuchamos año tras año esta historia y probablemente no produzca en nosotros el dramatismo que revela: un muerto mas de la historia... una muerte injusta más bajo la tierra de nuestra tradición judeo cristiana

Más aún, la cabeza de Juan el Bautista actualmente se la disputan Roma, Amiens y Damasco. Yo fui a ver la versión romana hace un par de años,... ver lo que se dice ver no vi nada, aunque tampoco miré con mucha insistencia por si acaso.

Como siempre pasa en el lenguaje bíblico los personajes superan la historia, de modo que Juan el Bautista y Herodes encarnan dos modos de encarar la presencia y el protagonismo en la sociedad. Juan el Bautista es el hombre de la "personalidad"; Herodes (y su corte) el hombre del "personismo". 

La personalidad vendría a ser el poso que la vida va dejando en ti a lo largo de tu trayectoria vital, su formación es lenta y silenciosa y su huella supera tu ciclo histórico. Cuando nos contemplan y "nos hemos dejado hacer por la vida" es relativamente fácil acceder a nuestra personalidad. Es un mecanismo regulador del conflicto entre nuestros sueños y realidades, y a más madurez, más personalidad.

El personismo es lo contrario; es el ciclo corto de mi persona, es el hoy, para hoy, y sin mañana ni ayer. Es la relación corta e instantánea que establezco con el otro con la única relación de "ser alguien" en ese momento, de "encantarlo momentáneamente" como si de un canto destructor de sirena se tratara (...¿qué quieres nena... la cabeza de Juan?... pues tómala ... se corta y problema resuelto).

El escritor Vicente Verdú definió hace unos años el "personismo" como "las relaciones entre personas como desgustaciones parciales y sin compromisos profundos".

Toda una historia, la de Juan el Bautista, que bien podría significar un camino lento de purificación del judaísmo, acaba en un instante por la bobería de Herodes, el cinismo de Herodías y la simpleza de una nena. Así es la vida.

Ciertamente "los personismos" hoy se llevan mucho porque "encantadores  de serpientes" y gente especialista en "cantos de sirenas" también tiene su mercado, a bajo precio eso sí, pero mercado tienen. 

Hoy hay mil estrategias y herramientas cibernéticas que nos "enredan" y que facilitan  estas "relaciones entre personas como desgustaciones parciales y sin compromisos profundos". 

Como siempre, se trata de elegir entre la honradez y el cinismo. La elección no es fácil, el equilibrio muy costoso y el resultado, en ocasiones, incómodo.


Yo no se lo que haría , la verdad ...


PD: Una aproximación a la figura de Juan el Bautista, puedes encontrarla en los puntitos  de más abajo









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