miércoles, 11 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY, 11 DE FEBRERO

EVANGELIO
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos.
Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Marcos   7, 14-23
COMENTARIO


En el día de hoy no mucho más que decir  más allá de los expresado en el comentario del año 2012 al que podéis acceder pulsando en los puntitos  

Quizás sólo algunos matices que hacen referencia a la aplicación de esta interpretación en nuestras propuestas evangelizadoras. Es bueno que nos planteemos, en el lugar que ocupemos en el amplio marco de la tarea evangelizadora (como laico, sacerdote, obispo...), si trasmitimos la fe "adoctrinando" y diciendo a los demás lo que tienen que hacer o más bien transmitiendo herramientas que permitan que las personas decidan en conciencia.

De igual modo, es bueno que nos preguntemos si  nuestro anuncio del evangelio es desde un cierto púlpito (elevado) que construimos cuando hablamos como poseedores de la verdad que tenemos y que los demás han de aprender, o si, como dijo aquel, "la verdad es sinfónica", es decir, que lo mejor es que no nos fabriquemos púlpitos y entre todos los que participemos en este mensaje nos iluminemos y nos acerquemos a la verdad.

Finalmente, es bueno también que nos planteáramos si nuestra propuesta evangelizadora es "una más" entre las posibles o si nos sabemos con la "barita" mágica capaz de convertir en maravilla lo anodino, más allá de los procesos personales y de la memoria que personas, parroquias y colectivos vamos acumulando.

Todo esto, a mi juicio, es educar la interioridad, la experiencia de la fe que tanto tiene que ver con nuestras opciones éticas y nuestros proyectos vitales.

Vale más una decisión tomada por ti, aunque sea equívoca, que mil decisiones que otros han tomado por ti, aunque sea acertadas. Esta es la diferencia entre el adulto y el niño, o lo que es lo mismo, entre una fe adulta o una fe infantil. 

... Aunque esta última, en ocasiones, es "tan inocente y tan bonica " como frágil y peligrosa.

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