En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: «Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Lucas 21, 1-4
COMENTARIO
El texto de hoy es espiritualmente muy bucólico.
Está en todos los “manuales” de ejercicios espirituales y de “retiros” de
tiempos fuertes. Lo tiene todo para ser atrayente y para que el auditorio se
ponga “de parte de la viuda”. Viuda, pobre, echa en la hucha del templo todo lo
que tenía para vivir…; ya digo una escena espiritualmente idílica.
También es
verdad que alguien, con un poco de pensamiento práctico, pero con el realismo
típico de quienes cada día saben de la dureza de la vida, podría preguntar: ¿y
esa mujer no supo ser responsable y al menos haber guardado para sí, es decir,
para sus propia supervivencia -no estamos hablando de lujos? Si echó todo lo que tenía para vivir, ¿qué iba a
hacer a partir de ahora?
Además tampoco compartió su dinero con un pobre que
estuviera al borde del camino; no, lo compartió con la hucha del templo ¡vete
tu a saber qué se financió posteriormente con aquel dinero! Más que nada porque, poco antes, Jesús pronunció sobre el templo esa famosa maldición que lo
caracterizaba como “cueva de bandidos”.
Perdonad que le haya quitado “encanto” al texto. Lo
siento. Pero cada vez más me preocupa la deriva que vamos tomando al comprobar
cómo convertimos la fe en folklore, las iglesias en museos, la religión
en cultura, la devoción en arte, la eucaristía en fiesta familiar con pedigrí
de domingo postmoderno, …; esto nos permite “hacer caja” (no económica..., de
gente... me refiero), pero se paga un precio muy alto de insignificancia
eclesial: acabado el folklore se acaba la fe, visto el museo se cierra la
iglesia, cansados de arte se vuelve caduca la devoción, tomada la primera comunión se
des-angela la misa familiar. Y lo hemos hecho nosotros solos, eso sí, entre tanto -insisto- hemos “hecho caja” en este supermercado religioso que estamos convirtiendo el
cristianismo. Por eso los curas tenemos que saber de todo dando la razón al
dicho de que “hay que ser cocinero antes que fraile”. Además, si esto es así,
siempre nos quedará “volver a la cocina cuando dejemos el templo”.
A todo esto ¿qué hay de la viuda? Pues la viuda
debió morir. Una viuda en tiempo de Jesús era el prototipo de la exclusión
social; mujer, y sin marido. Menos no se puede ser (en aquel tiempo, me
refiero). Si además echó en el cepillo todo lo que tenia para vivir… y no
constando que en aquel tiempo existieran pensiones no-contributivas… el
desenlace fue total.
¿Cuál es entonces la clave del texto? Parece claro… la viuda es Jesús. Jesús ve a la viuda en el templo después de que él se
haya enfrentado a los poderes de los sacerdotes, y contemplándola a ella se vio
a sí mismo.
Jesús cayó en la cuenta en ese instante de que hay parcelas de la
vida que no admiten medias tintas: un poquito de ocio, un poquito de religión,
un poquito de caridad, un poquito de humor. En ocasiones es o todo o nada. Y Jesús
sintió que aquello en lo que había invertido toda su vida se le “había
revuelto”.
Por eso Jesús es creíble, porque no se había reservado nada. Él no
daba lecciones ni mucho menos órdenes; tampoco jugaba a ser líder cantarín de
efímeros proyectos de baja intensidad. Lo suyo era revolucionar el templo
hiriéndolo en todo su centro: la “casta” judía del momento. Desde esta
perspectiva la garantía del triunfo del proyecto de Jesús está en su muerte.
Así de paradójico. Así de real.
Las conclusiones personales, parroquiales y
eclesiales, sacadlas hoy vosotros. Yo no tengo más tiempo.
Sólo un matiz, también para mi "mea culpa", por ser consciente de tener más de "cocinero" que de "fraile". Pero la auto-crítica comunitaria siento que es mejor que el dulce encanto de la complacencia engañosa.
Sólo un matiz, también para mi "mea culpa", por ser consciente de tener más de "cocinero" que de "fraile". Pero la auto-crítica comunitaria siento que es mejor que el dulce encanto de la complacencia engañosa.
Otro comentario sobre la profundidad teológica de la viuda, podéis leerlo aquí.Y también pulsando en este punto rojo de más abajo.
Hora es ya de corregir las miopias y dejar el folklore para otros lugares y otras horas. El amor es la esencia misma del evangelio y Jesucristo es nuestro ejemplo. Por eso mismo, hora es ya, de agudizar bien los sentidos y despertad !!! Lanzar la vista hasta donde alcance y que nuestros templos sean lugares de oracion y encuentros d hermanos, espacios para el encuentro cin Dios. Hora es ya, de profundizar en la esencia del evangelio de Jesucristo.
ResponderEliminarMucho me temo q las cosas seguiran como están,puede q cambiemos en un primer momento pero volveremos a nuestros origenes a nuestras ceencias aprehendidas, tan solo cuando todos los implicados trabjemos juntos, hacia un mismo horizonte y con un mismo objetivo podremos conseguir algo.no quiero pecar de pesimista, es mas creo en el cambio,pero no un cambio inmediato
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