En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
Lucas 17, 1-6
COMENTARIO
Lleva
mucha razón J, Mª Castillo cuando afirma que el tema del "escándalo"
puede ser analizado desde el punto de vista del uso que se hace de esa palabra
en la lengua castellana; o se puede estudiar según el significado que tiene en
los escritos del Nuevo Testamento. En el primer caso, un escándalo puede ser un
"alboroto" o un
simple "jaleo".
Ahora bien, en el Nuevo Testamento, "significa" "empujón para
hacer caer en la incredulidad, causa de la pérdida de la salvación".
Como es lógico, a una cosa así, Jesús le concede una importancia máxima. Hasta
el extremo de compararla con un hecho tan aterrador como la desgracia que
representa el verse arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello.
Vayamos
por partes: este fin de semana he podido leer, a contratiempo, algunas
reflexiones tan medidas y co-medidas, que es imposible saber lo que afirman. No
sabes si te llevan a la oración o a la acción, al intelectualismo o al
sentimentalismo, a la fe inquieta o a la parsimoniosa e inútil benevolencia.
Quiero decir con esto que esta búsqueda de los “puntos medios” donde en
ocasiones decimos que se encuentra la virtud, puede ser la más típica expresión
del intento por no escandalizar a nadie.
Ahora
bien, si es cierto que “escándalo”, en el Nuevo Testamento, significa “hacer
perder la fe a alguien”, ciertamente no hay cosa mas cínica y tediosa (escandalosa, al fin y al cabo) que
buscar permanentemente los “puntos medios” donde “ni pillas” ni te “pillan”;
los puntos medios que te “hacen quedar bien”; los “puntos medios” de las “sonrisas
facilonas” y las “caras de estupidez”; los “puntos medios” que no son, al fin y
al cabo, más que hacer lo que uno le de la gana con esa pátina de “buen
rollito” que tanto se lleva ahora.
Por
eso, sin “escandalizar” en el sentido bíblico del término (sin hacerle perder
la fe a nadie), quizás haya que “alborotar” un poquito (sin hacer excesivamente
el tonto y acabando por ser un títere de uno mismo), no sea que a fuerza de
hacer tan moderada nuestra fe acabemos de quitarle al grano de mostaza, con el
que comparo Jesús la experiencia de la fe, el picor propio de la semilla, es
decir, la capacidad para alterar la realidad que nos rodea, humanizándola.
En cualquier caso, un comentario mucho más equilibrado sobre el origen de estas palabras de Jesús, podéis leerlo aquí.
Y en este Año Teresiano (para ir con la moda universal, nacional y diocesana), también podéis leer estas palabras de la Santa de Ávila al respecto, aquí
Y en este Año Teresiano (para ir con la moda universal, nacional y diocesana), también podéis leer estas palabras de la Santa de Ávila al respecto, aquí
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