En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. El, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban:
–Tú eres el Hijo de Dios.
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió a un lugar solitario.
La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo:
–También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban:
–Tú eres el Hijo de Dios.
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió a un lugar solitario.
La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo:
–También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Lucas 4, 31-37
COMENTARIO
La enorme lectura simbólica que
tienen los textos evangélicos, y que indudablemente arrancan de su anclaje con
la historia, nos permite hacer de esta palabra una palabra viva y siempre
actuante para el ser humano. El texto que leemos hoy en el que se encuentra,
entre otras cosas, la curación de
la suegra de Pedro bien podría valer para revisar nuestras opciones
evangelizadoras y pastorales.
La palabra
"fiebre" tiene la misma
raíz que "fuego. Y el fuego ha sido siempre un símbolo religioso que nos
trae recuerdos de purificación, de conversión. Fuego es el acontecimiento que
trae Jesús según el Bautista. El bautismo de fuego era el bautismo esperado por
la tradición mesiánica.
Pero Jesús parece que entiende el
fuego no como una actitud destructiva y combativa, al estilo de ciertos
mesianismos políticos muy arraigados en la cultura judía. El mesianismo de
Jesús lo era desde el servicio. De ahí que a la curación de la suegra de Pedro
le suceda la actitud de servicio de aquella mujer cuando "se le pasó la fiebre".
Algún autor cristiano ha visto en
la curación de la suegra de Pedro, la propia curación de Pedro, de sus delirios
de grandeza al frente de la primitiva comunidad cristiana.
Y también nosotros hemos de ser
curados de nuestras fiebres de grandeza que, en ocasiones nos hagan delirar con
unas opciones evangelizadoras que hagan de nuestro proyecto católico el único
verdadero, de nuestra praxis cristiana la única posible, de nuestra parroquia la más prometedora, de nuestras personalidades las más admiradas... ¿Se nos habrán de
pasar también estas fiebres y ponernos, más bien, a trabajar y a servir?
PD: Un comentario más arqueológico que ilustra la actividad de Jesús y la propia comunidad cristiana podéis encontrarlo aquí.
