Ntra. Sra. de los Dolores
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Juan 19, 25-27
COMENTARIO
Eckhart de
Hochheim, más conocido como el Maestro Eckhart, allá por el siglo XIII y XIV
sostenía que “la gente nunca
debería pensar tanto en lo que tiene que hacer; tendrían que meditar más bien
sobre lo que son” porque “quienes
no tienen grande el ser, cualquier obra que ejecuten, no dará resultado”.
Cuantos sufrimientos y dolores no nos vienen a los humanos porque vamos siempre
mirando de reojo a los demás, qué hacen, qué no hacen, cómo actúan, qué
decisiones toman. Si el ya el viejo dominico advertía que ni uno mismo debe
andar tan preocupado por sus quehaceres, cuánto menos por los quehaceres de los
demás.
En el día de la virgen de los
dolores pensaba yo la cantidad de sufrimientos existenciales que tenemos las
personas por vivir excesivamente pendientes de lo que hacen los demás. No hay
nada más moderno (con gafas de sol o sin ellas) que ser uno mismo sin estar
continuamente midiéndose en la vida. Se tu mismo, “atrévete a pensar y a
pensar(te)”. Esa es la clave de la personalidad.
Y resulta curioso como otro
Maestro, el de Galilea, en el momento de la muerte según cuenta el evangelio de
hoy, cae en la cuenta de que el último regalo que puede hacer uno en la vida es
el del propio ser. Le dice a Juan, “ahí tienes a tu madre”, le dice a María, “ahí tienes a tu hijo”. Esto se le escapó a San Pablo. Porque efectivamente ,
Pablo nos recordó que Jesús no hizo alarde de su categoría de Dios, pero es que
tampoco hizo alarde de su mayor dignidad, la de ser hijo, el Hijo. Al final,
incluso regaló su filiación, regalo su ser. Eso es morir y entregar la vida.
Cuantos dolores (y algunos de
cabeza) podríamos ahorrarnos si regaláramos nuestro ser y perdiéramos la
obsesión por tanto “hacer”, tanto “merecer”; por lo que “hacen los demás” o
“dejan de hacer”.
Perdonar la digresión de hoy, para un comentario más técnico, seguir leyendo
PD: El "Testamento de Jesús" es el nombre técnico con el que se conoce este fragmento del Evangelio, si quieres saber por qué pulsa aquí.
Paralelamente a esta cuestión la imagen de Jesús en el regazo de su madre -La Piedad- es una obra emblemática del gran artista Miguel Ángel. Si quieres saber un pequeño misterio presente en su obra pulsa aquí.
Paralelamente a esta cuestión la imagen de Jesús en el regazo de su madre -La Piedad- es una obra emblemática del gran artista Miguel Ángel. Si quieres saber un pequeño misterio presente en su obra pulsa aquí.
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