viernes, 13 de febrero de 2015

EL SANTO DEL 13 DE FEBRERO

San Martiniano

Hoy celebran su onomástica quienes tengan por santo a:
San Martiniano, San Cástor de Aquitania, San Benigno y San Gosberto. Y también San Guimera de Carcassone y San Fluirán

Destacamos a:
San Martiniano
Martiniano nació en Cesarea de Palestina durante el reinado de Constancio II (337 - 361). A los dieciocho años se retiró a una montaña llamada «El Lugar del Arca», donde vivió veinticinco años como ermitaño.

Su vida contiene muchas historias. Según cuentan, una mujer de Cesarea llamada Zoe, oyendo que se ensalzaba mucho la santidad de este hombre, intentó hacer el papel de tentadora. Pretendió ser una pobre mujer errante en el desierto a horas avanzadas de la noche, y casi a las puertas de la muerte. Con este pretexto, persuadió a Martiniano de que le permitiera permanecer aquella noche en su celda. 

Al amanecer, se quitó los andrajos, se puso sus mejores vestidos, y yendo a ver a Martiniano, le dijo que era una dama de Cesarea que poseía grandes propiedades y una abundante fortuna, que le ofreció junto con ella. 

Martiniano escuchó sus palabras y no le pareció mal. De pronto le entró un poco de remordimiento y rápidamente volvió a su celda, donde hizo una gran fogata y metió sus pies en ella. El dolor fue tan intenso, que no pudo menos que quejarse en voz alta. La mujer oyendo el ruido corrió a la celda y lo encontró retorciéndose de dolor en el suelo con los pies medio quemados. Cuando la vio, exclamó, «Oh, si no puedo soportar este débil fuego, ¿cómo podré soportar el del infierno?» 

Este ejemplo movió a Zoe a arrepentirse, y le rogó que la dirigiera para asegurar su salvación. La envió a Belén, al convento de Sta. Paula, en el cual vivió haciendo penitencia.

Durante siete meses, Martiniano no pudo levantarse del suelo, pero tan pronto como sus piernas sanaron, se retiró a una roca rodeada de agua por todos lados, para librarse del peligro y de las ocasiones de pecado. 

Hablando de fuego y de amor; San Martiniano está claro que no calculó bien, quizás tendría que haberle hecho caso a Jacinto Benavente cuandio decía:

“El amor es así, como el fuego; suelen ver antes el humo los que están fuera, que las llamas los que están dentro”