viernes, 14 de febrero de 2014

EL EVANGELIO DEL VIERNES


VIERNES, 14 DE FEBRERO
V SEMANA


EVANGELIO

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio fenicio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; le piden que le imponga las manos. El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá» (que significa, «ábrete») Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»


Marcos 7, 31-37
COMENTARIO

Es el segundo milagro consecutivo que Jesús realiza en tierra pagana, concretamente en la ciudad de Sidón, a unos 40 Km. de Tiro. Sidón era un importante centro fenicio. Su nombre «Sid», que significa pescar, expresaba la actividad industrial de la ciudad. En tiempos de Jesús existía también una floreciente industria del vidrio. Y en el año 60 d.C. se desarrolló una importante comunidad cristiana. Al igual que ocurría en la ciudad de Tiro, los habitantes son paganos, adoradores del dios Baal.


Es aquí donde le presentan a Jesús a un sordomudo. Y Jesús realiza un nuevo milagro, pero de forma distinta. Como el sordomudo no podía oír, Jesús no sólo pronuncia una palabra, sino que acompaña su palabra con un gesto sensible de cercanía que pudiera experimentar aquel hombre: «metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con su saliva» De esta forma aquel hombre pagano, pero excluido socialmente por esta grave discapacidad, sintió de forma palpable el gesto liberador de Jesús.

El hecho de que Jesús utilice los dedos para realizar la curación puede significar también que el evangelio quiere presentar a Jesús como un «Nuevo Moisés», porque en el libro del Éxodo (Ex 8,15), Moisés es denominado como «el dedo de Dios». Este relato evangélico contiene varios signos y gestos liberadores - Jesús utiliza las manos para curar a aquel hombre que sufre. El hecho de utilizar las manos manifiesta y significa la cercanía de Dios. La religión oficial judía había alejado a Dios de la esfera popular, y por eso ellos lo sentían distante y abstracto.

Jesús actúa en este milagro mediante el contacto físico directo. El afecto se hace gesto concreto.
*Jesús emplea la saliva. La saliva era un signo de vida. Recordaba el agua de la creación. Los primeros cristianos utilizaban la saliva en el ritual del bautismo, mediante el cual el creyente nacía a una vida nueva.

*Una palabra hebrea: effatá (ábrete). No es tan sólo el dato histórico de la palabra pronunciada sobre el enfermo. Esta palabra, citada y traducida por el evangelio, se convirtió en un signo para las primeras comunidades cristianas, que ya la utilizaban en la liturgia del bautismo.

En una sociedad que adormece frecuentemente las inquietudes y los valores, hay que trabajar para abrir los ojos y los oídos de las personas. Espabilar sus vidas. Evitar que se adormezcan y sean presas de una sociedad de consumo y producción, en la que la abundancia genera apatía y sinsentido existencial.