miércoles, 11 de diciembre de 2013

MIÉRCOLES DE LA 2ª SEMANA DE ADVIENTO, 11 DE DICIEMBRE



EVANGELIO


Exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Mateo 11, 28-30
COMENTARIO


La lectura de hoy invita a los cansados y agobiados a acercarse a Jesús. Este breve pasaje del evangelio hace memoria de un texto de Isaías (40, 25-31). El texto del profeta fue escrito para levantar la moral del pueblo que se hallaba en el Exilio: desanimado, cansado y agobiado... Añoran su tierra y su patria. Han perdido toda esperanza y no se sienten con fuerzas para seguir adelante. Pero Yahvé les invita a acercarse a Él, que «fortalece al cansado y da energías al agobiado». El evangelio quiere mostrar que Jesús sigue realizando las acciones que Dios hizo antaño en beneficio de su pueblo.

¿Quiénes eran los cansados y agobiados en tiempos de Jesús? En el contexto del evangelio de Mateo son los pobres y los pequeños que se ven obligados a soportar la inmensa carga de mandamientos y prescripciones impuesta por los fariseos. La secta de los fariseos había añadido, a la Ley escrita en la Torá, una serie de mandamientos generados por tradición a lo largo de la historia. En lugar de simplificar los mandamientos, formularon unos 613 preceptos que hacían insoportable la práctica religiosa y el camino hacia Dios. Jesús, en cambio, propone un estilo de creyente que libera a la conciencia de tabús y presiones, para ponerse en manos del Padre que es un Dios de misericordia.

Todos andamos “cansados y agobiados” por el peso de la vida y los problemas de cada día. Nos hemos sumergido en una sociedad presidida por una sensación de constante aceleración y estrés. No tenemos tiempo para aquellas cosas que serenan el espíritu. Pasamos velozmente sobre las cosas, los acontecimientos y las personas, sin profundizar. Incluso preparamos la Navidad con un sinfín de tareas que aceleran nuestro ritmo.

La Palabra de Dios viene hoy al encuentro de nuestros cansancios invitándonos a una confianza sin límites y a vencer la tentación del desánimo. Jesús no nos remite a técnicas de la serenidad y relajación. Nos invita a un encuentro personal con Él.

Quedan pocos días. para la Navidad Pero aún estamos a tiempo de profundizar las relaciones personales con quienes nos rodean; dedicándoles nuestro tiempo, deteniendo la veloz carrera a la que nos vemos sometidos... Diciendo a quienes viven a nuestro lado: Las cosas que me hacen ir deprisa son importantes, pero tú persona es más importante... tan importante que me detengo a tu lado para escucharte.

Otro modo de preparar la Navidad es hacer un paréntesis en las múltiples actividades y destinar breves espacios a la oración, al encuentro con un Dios que se hace presente en medio de nuestra vida.

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