sábado, 20 de diciembre de 2014

EL SANTO DEL 20 DE DICIEMBRE

SANTO DOMINGO DE SILOS


Santo Domingo de Silos, San Liberato, los Santos Eugenio y Macario y San Ursicino

Y destacamos de ellos a:

Santo Domingo de Silos
Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior.

El rey don García de Navarra, le pide los tesoros del cenobio;  Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García. El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos.

Llegan más y más gentes al calor del monasterio, convirtiéndose lods alrededores del pueblo en un foco de economiía y trabajo, también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos.

De ahí la importancia del canto Gregoriano de los actuales monjes de Silos.

Son muy curiosos los milagros, te cuento uno

Se conoce que un criado llamado Juan tenía bien cuidada la huerta del monasterio: era de buenos puerros . De puerros y algo más, pues despertó la codicia de algunos ladrones, que una noche penetraron en la huerta para hacer acopio y marcharse. 

Pero su intento se vió defraudado por extraña manera. Empujados por fuerza misteriosa, en vez de arrancar las hortalizas se ponen a cavar en un barbecho y, sin darse cuenta, prosiguen afanosos su trabajo en tan ruda tarea hasta el amanecer. 

Entonces el Santo llama al mayordomo, sonríe misteriosamente y le manda preparar suculento almuerzo para algunos obreros. Él, entretanto, se dirige a la huerta, donde aquellos hombres continúan aún en su tarea. 

-Vaya -Ies dice-, ya habéis trabajado bastante ; Dios os lo premiará. Venid conmigo, que tenéis preparada la comida. Ellos, avergonzados, siguieron al Santo, que, sonriente y cortés, los llevó al refectorio, donde desayunaron. Únicamente, al entregarles el jornal por su trabajo, les dijo suavemente: Amigos, os perdono la mala intención.

Santo Domingo puso en crisis el refrán que dice:

"Se cree el ladron, que todos son de su condición"