El más rápido
de los dos huyó sin preocuparse del otro.
Para
salvarse, el que se quedó solo, se tiró al suelo simulando estar muerto.
El oso
creyéndolo muerto, lo lamió y se fue.
Parecía como si le hubiese dicho algo.
- ¿Qué te ha dicho? – le preguntó el que se había huido.
- Sólo me ha dicho que no me fíe de los amigos como tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.