miércoles, 16 de mayo de 2012

EL EVANGELIO DEL 16 DE MAYO


MIÉRCOLES



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»



Juan 16, 12-15
COMENTARIO

Esta semana es tema recurrente el del Espíritu Santo. En esta dinámica de presencia-ausencia de Jesús, el Espírirtu se convierte en la garantía del aliento creyente. El Espíritu sopla donde quiere, sostiene el propio Jesús. A la luz del texto de Hechos de los Apóstoles de hoy resulta sugerente los cauces de los que se vale el Espíritu para hacer presente su mensaje.
San Pablo tiene algo nuevo que decir, el mensaje de la Resurrección, luego el Espíritu está allí donde algo nuevo se anuncia y se vive; la mera repetición, cual rito caduco, angosta la fe.
Sa Pablo sabe partir de la experiencia de quien tiene delante. La necesaria referencia del destinatario de la evangelización, la situación concreta que vive, el destello de verdad que en el haya, se convierte en camino y mediación obligatoria para dicha tarea.
San Pablo encaja en su anuncio el saberse considerado necio por lo que transmite. El anuncio evangélico tiene una provocadora ingenuidad que aparentemente lo hace inútil a la hora de convencer a quienes, dotados de su razón, viven impermeabilizados en su pensamiento único.



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