Estando allí,
vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le
afeitara a él, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a
afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue
dar además a Joneyed una limosna.
Joneyed quedó
tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera
recoger aquel día.
Sucedió que
un acaudalado peregrino se acercó a Joneyed y le entregó una bolsa de oro.
Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oró al barbero.
Pero el
barbero le gritó:
- ¿Qué clase
de santo eres?
- ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con
amor?
Conlusión: a
unos les cuesta saber dar y a otros les cuesta saber recibir … ¿cuándo fue la última
vez que te permitiste recibir?
Saber recibir requiere adoptar una actitud tan generosa como la de saber dar.
ResponderEliminarHay veces que no somos sensibles a todo lo bueno que recibimos de las personas que nos rodean.
El darse a los demás,el estar atento a las necesidades del otro, es una actitud que se puede llevar a la práctica en el cualquier entorno;laboral,familiar..y nos enriquece como persona.
Es importante encontrar el equilibrio entre dar y recibir