EL LOBO Y LA GRULLA
Un día que
ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al
caballo:
- Toma una
parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo
haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió
allí mismo. Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la
piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué
mala suerte tengo!
- ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora
tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Conclusión:
lo que das, te lo das … lo que no das, te lo quitas
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