miércoles, 8 de febrero de 2012

EL EVANGELIO DEL 8 DE FEBRERO


MIÉRCOLES


EVANGELIO
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que 
entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace 
impuro al hombre. El que tenga  oídos para oír, que oiga». 
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la 
parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada 
que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, 
sino en el vientre, y se echa en la letrina». 
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que  sale de dentro, eso 
sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos 
de dentro y hacen al hombre impuro». 
propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen

Marcos 7, 14-23
COMENTARIO
El texto de hoy, en imprescindible unidad con el de ayer, nos presenta una aclaración del perfil de las enseñanzas que ofrecía Jesús. Para un judío fariseo la clave de la fidelidad religiosa se encontraba en el cumplimiento de unos deberes mitad higiénicos (lavarse las manos, lavar los utensilios de la cocina...), mitad cultuales, en la medida en que espiritualizaban todos esos deberes higiénicos y los convertían en mandato de Dios para preservar la salud del pueblo.
Pero llega Jesús y dice que él viene a proponer una “pureza” mucho más honda: la pureza del corazón. Donde el ser humano se juega su dignidad no es en las cosas que afectan a la salud, a la higiene, ... sino en las motivaciones que hay en su corazón. Para Jesús sería impuro que una persona que estuviera enemistada con otra, rezara a su lado aunque hubiera cumplido todos los preceptos de pureza que prescribía la ley judío. 
Por eso dice Jesús, que lo impuro no es lo que entra de fuera al hombre, sino lo que le sale del corazón, a saber, su actitud, su motivación.
Éste es un modelo religioso revolucionario en su tiempo, aunque ya estaba anunciado en toda la tradición profética, a la que Jesús se une. Y ya sabemos lo que dice Jesús de los “padres” de los fariseos que “mataron a los profetas”.
Si aplicamos este principio a nuestros días y a nuestra religión las consecuencias, por ejemplo en el terreno moral son geniales. Es la actitud, lo que hace buena o mala una acción, el corazón (buen o mal corazón) quien modela nuestras acciones. 
De ahí la importancia de educar la conciencia y de hacer que las personas sean autónomas, es decir, capaces de elegir con sentido, en conciencia y en libertad.





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