miércoles, 13 de febrero de 2013

EL EVANGELIO DEL 22 DE FEBRERO

MIÉRCOLES DE CENIZA

EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensara.»



Marcos 6, 1-18
COMENTARIO
Hoy iniciamos el tiempo de cuaresma. Lo hacemos con el llamado «miércoles de ceniza». Esta expresión recuerda un antiguo ritual penitencial consistente en despojarse de toda ostentación, vestirse de saco y colocarse ceniza en la cabeza. 

La ceniza tenía un significado doble en la antigüedad: Significaba la fragilidad a la que está sometido el cuerpo humano, que se destruye tras la muerte. Y simbolizaba la purificación y renovación.

En el antiguo Israel se preparaba el agua lustral (agua que regenera y da brillo a la vida espiritual) con las cenizas procedentes de la cremación de una «vaca roja». Esta práctica proviene de la más remota antigüedad, que otorgaba a las cenizas poderes regeneradores.
La bendición e imposición de la ceniza que recibimos hoy se remonta al siglo X. La Iglesia lo consideraba un sacramental, es decir, un signo que nos acerca a la salvación de Jesús. 

La lectura atenta al evangelio de hoy nos muestra que esto de la «ceniza» no debe convertirse en un signo mágico, sino en una forma de actuar según el estilo de vida propuesto por Jesús de Nazareth. 

El evangelio está construido sobre las tres grandes obras que debía realizar el creyente judío: Limosna, ayuno y oración. El texto esta compuesto por tres estrofas, cada una contiene una parte negativa y otra positiva. En la parte negativa se critica las actitudes vacías que pueden darse al utilizar estos elementos. En la parte positiva se proponen nuevas actitudes para estas prácticas religiosas tradicionales. Siempre se critica la actitud de los hipócritas. 

Ahora no es tiempo de actuar de cara a los demás, sino mirando a Dios. Entonces veremos las cosas y las personas con el corazón del Padre del cielo.

Del evangelio de hoy nacen unas preguntas que nos acompañarán durante toda la cuaresma:

- ¿Cómo lograr una limosna que sea solidaridad para todos, más que dar de lo que me sobra? Cuando se tiene de más, es que a alguien le está haciendo falta. 
- ¿Cómo lograr una oración que nos ayude a sentirnos en sintonía con un Dios que nos invita a expresar con obras concretas nuestra unión con él? 
- ¿Cómo ayunar de manera que nuestras privaciones no sean un cumplir con la legalidad religiosa, sino practicar una austeridad voluntaria que nos haga más solidarios con todos? 








  

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