JUEVES. San Timoteo y San Tito
EVANGELIO
Designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está
cerca de vosotros el reino de Dios»».
COMENTARIO
El texto de hoy invita a los
discípulos a «ponerse en camino». Si bien es cierto que Jesús envió a sus
discípulos a predicar y curar a través de los polvorientos senderos de Galilea,
también es cierto que la palabra «camino» tenía unas resonancias concretas para
las primeras comunidades cristianas.
En el Antiguo Testamento esta
palabra era utilizada para indicar la forma con la que hay que servir a Yahvé.
Seguir el «camino de Yahvé» era cumplir sus mandamientos, practicar la
misericordia, la justicia y el derecho...
Tras la expresión ¡Poneos en camino!
no sólo hay una indicación geográfica, sino un contenido teológico: El
discípulo sigue a Jesús practicando la misericordia, la justicia y el derecho.
El resto del texto son matizaciones sobre el modo de cumplir ese mandato
principal.
El número setenta y dos es
simbólico: Así como Moisés eligió en el desierto a setenta ancianos para que le
ayudaran a construir el pueblo de Israel, así también Jesús, elige setenta
discípulos. Pero como Jesús es más importante que Moisés, se eleva el número de
colaboradores.
«La mies es mucha y los obreros
pocos»: Alude a la tarea de la siega. Esta tarea agrícola simboliza el final de
los tiempos. El pueblo de Israel pensaba que el final de la historia sería como
una gran siega. Tras ella Dios separaría a los que habían sido buenos de los
malos. Con esta imagen Jesús está afirmando que con su persona los tiempos
antiguos han terminado y comienza el tiempo nuevo.
Tras esta introducción Jesús da
varias recomendaciones que sirven de enseñanza a los primeros cristianos.
- «Como ovejas en medio de
lobos». Así se debían sentir aquellas primeras comunidades perdidas en medio
del imperio romano. Carentes de todo poder e influencia política; diluidos en medio de la gran potencia romana.
- Jesús recomienda pobreza y
sencillez. No llevéis «talega» (lugar donde guardaban el dinero cuando iban de
viaje), ni alforja, ni sandalias...
- Ir sin sandalias era símbolo de
humildad. Eran los esclavos y deportados quienes iban sin calzado. Deben
predicar con palabras y con acciones, porque ya en aquellos tiempos las gentes
desconfiaban de las grandes palabras retóricas y exigían coherencia; identidad
entre las ideas proclamadas y la vida de quienes las anunciaban.
- «No os detengáis a saludar a
nadie en el camino». ¿Lo discípulos debían ser descorteses...? No. Esta
expresión se utilizaba cuando se quería recomendar a alguien que emprendiera
una tarea sin dilación, con atención e intensidad. Los saludos orientales
estaban llenos de palabras e
interminables diálogos formales.
- Jesús les ordena que sean
personas de paz. El evangelio de Mateo simbolizará esa paz poniendo en boca de
Jesús el mandato de no llevar «bastón». El bastón era uno de los símbolos de
los pueblos nómadas. No sólo les servía para apoyarse durante el camino, sino
que era utilizado también como arma de defensa; el arma preferida por los
pastores nómadas.
El cristiano halla en este texto un cúmulo de valores que pueden
orientar su misión: Sencillez, pobreza, intensidad, confianza, acogida, paz...
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