jueves, 26 de enero de 2012

EL EVANGELIO DEL 26 DE ENERO


JUEVES. San Timoteo y San Tito

EVANGELIO

Designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 
Y les decía: 
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está 
cerca de vosotros el reino de Dios»».
COMENTARIO


El texto de hoy invita a los discípulos a «ponerse en camino». Si bien es cierto que Jesús envió a sus discípulos a predicar y curar a través de los polvorientos senderos de Galilea, también es cierto que la palabra «camino» tenía unas resonancias concretas para las primeras comunidades cristianas.
En el Antiguo Testamento esta palabra era utilizada para indicar la forma con la que hay que servir a Yahvé. Seguir el «camino de Yahvé» era cumplir sus mandamientos, practicar la misericordia, la justicia y el derecho...
Tras la expresión ¡Poneos en camino! no sólo hay una indicación geográfica, sino un contenido teológico: El discípulo sigue a Jesús practicando la misericordia, la justicia y el derecho. El resto del texto son matizaciones sobre el modo de cumplir ese mandato principal.
El número setenta y dos es simbólico: Así como Moisés eligió en el desierto a setenta ancianos para que le ayudaran a construir el pueblo de Israel, así también Jesús, elige setenta discípulos. Pero como Jesús es más importante que Moisés, se eleva el número de colaboradores.
«La mies es mucha y los obreros pocos»: Alude a la tarea de la siega. Esta tarea agrícola simboliza el final de los tiempos. El pueblo de Israel pensaba que el final de la historia sería como una gran siega. Tras ella Dios separaría a los que habían sido buenos de los malos. Con esta imagen Jesús está afirmando que con su persona los tiempos antiguos han terminado y comienza el tiempo nuevo.
Tras esta introducción Jesús da varias recomendaciones que sirven de enseñanza a los primeros cristianos.

- «Como ovejas en medio de lobos». Así se debían sentir aquellas primeras comunidades perdidas en medio del imperio romano. Carentes de todo poder e influencia política; diluidos en  medio de la gran potencia romana.
- Jesús recomienda pobreza y sencillez. No llevéis «talega» (lugar donde guardaban el dinero cuando iban de viaje), ni alforja, ni sandalias...
- Ir sin sandalias era símbolo de humildad. Eran los esclavos y deportados quienes iban sin calzado. Deben predicar con palabras y con acciones, porque ya en aquellos tiempos las gentes desconfiaban de las grandes palabras retóricas y exigían coherencia; identidad entre las ideas proclamadas y la vida de quienes las anunciaban.
- «No os detengáis a saludar a nadie en el camino». ¿Lo discípulos debían ser descorteses...? No. Esta expresión se utilizaba cuando se quería recomendar a alguien que emprendiera una tarea sin dilación, con atención e intensidad. Los saludos orientales estaban llenos de palabras e  interminables diálogos formales.
- Jesús les ordena que sean personas de paz. El evangelio de Mateo simbolizará esa paz poniendo en boca de Jesús el mandato de no llevar «bastón». El bastón era uno de los símbolos de los pueblos nómadas. No sólo les servía para apoyarse durante el camino, sino que era utilizado también como arma de defensa; el arma preferida por los pastores nómadas.

El  cristiano halla en este texto un cúmulo de valores que pueden orientar su misión: Sencillez, pobreza, intensidad, confianza, acogida, paz...






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