lunes, 23 de enero de 2012

EL EVANGELIO DEL 23 DE ENERO

LUNES

EVANGELIO
Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: “Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios”. Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: “¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata, entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre”. Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

COMENTARIO

Para el antiguo pueblo de Israel la palabra «satán» no poseía el significado que le otorgamos actualmente; significaba ‘acusador’, ‘adversario’. Era alguien que crea dificultades.
El pueblo de Israel creía que todos los pueblos tenían un ángel que les conducía y protegía. Al ángel protector del Imperio Romano se le asignó el título de «ángel adversario y acusador», y comenzó a llamársele «satán». «Cuando llegue el reino de Dios, caerá definitivamente el imperio romano opresor y con él caerá «Satán», el ángel adversario que le guía y protege». Así aparece citado en textos esenios y en los evangelios apócrifos.
El actuar de Jesús desenmascaró la mala forma de obrar de los líderes religiosos de su tiempo. La vida transparente de Jesús y su coherencia puso de manifiesto la hipocresía de los que tenían responsabilidad espiritual en medio del pueblo. Los escribas que habían venido de Jerusalén, encuentran a Jesús comprometido con liberar a los sencillos de todas las opresiones que pesaban sobre sus débiles hombros.
Los escribas se dan cuenta que Jesús proclamaba a un Dios diferente del que se anunciaba en el Templo de Jerusalén por la clase sacerdotal institucionalizada. Y para desprestigiar a Jesús no les queda otro camino que el de la calumnia. Se atrevieron a calumniar a Jesús acusándolo de que actuaba con el poder de Beelzebu (demonio).
Lo que pretendían los escribas era menguar la fuerza que Jesús fue ganando a través de su acción liberadora y propagar por todos los medios (en este caso la calumnia) que todo lo que él hacía, lo hacía por la fuerza del demonio, del enemigo de Dios.
Entre los cristianos se ha dado una excesiva personificación de Satán...  Mientras nos entretenemos en hablar del «demonio», y crear un infierno, campan a sus anchas los «otros demonios»: los que colocan minas anti-persona, los fanáticos fundamentalistas que siembran el terror y la muerte en nombre de Dios, los que bombardean día y noche países enteros, los que explotan sexualmente a las niñas de Tahilandia, los que golpean a los niños picapedreros... los que fabrican guerras en las que mueren millones de inocentes. Los que hacen de este planeta un lugar sórdido de muerte y terror.


ALGUNA CURIOSIDAD
¿QUÉ REALIDAD SE ESCONDE TRAS "BEELZEBÚ"?

Para el antiguo pueblo de Israel la palabra «satán» no poseía el significado que le otorgamos actualmente. Era un término jurídico que significaba «adversario», «acusador» El pueblo de Israel creía que todos los pueblos tenían un dios que les conducía y protegía. Al dios protector del pueblo fenicio, se le conoció con el nombre de «Beelzebú». Se trata de la divinidad sirio-fenicia Baal-Zebud, que se convirtió en el «adversario» de Yahvé. Baal-Zebud era una fuerte tentación para la fe de los israelitas, porque respondía a las preocupaciones del Israel agrícola. Contra él luchó fuertemente el profeta Elías. El pueblo fiel de Israel deformaba fonéticamente el nombre de Baal-Zebud (dios fenicio del cielo) hasta convertirlo en Beelzebú, que significa «dios de las moscas y los excrementos». En Siria y Fenicia se levantaron importantes templos a Baal, divinidad de la fecundidad y Señor del Cielo.


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