Realmente creo que el reconocimiento de la figura de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de alcanzar la posibilidad del acceso al orden sagrado en cualquiera de sus grados. Esto sería una consecuencia de algo más importante, el aceptar el igual valor de la mujer que del hombre, en el mensaje del Evangelio y su igual capacidad para evangelizar o difundir la Buena Nueva. Pero para que algo así sucediera, deberían previamente ocurrir dos cambios en la Iglesia institucional: la coherencia de lo que dice y lo que hace, es decir, un ejemplo real de lo que defiende, en ocasiones sin mucha convicción y dos, perder el miedo. Solo así, el mensaje que intenta hacer llegar a la gente, será una realidad. 30200
Realmente creo que el reconocimiento de la figura de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de alcanzar la posibilidad del acceso al orden sagrado en cualquiera de sus grados. Esto sería una consecuencia de algo más importante, el aceptar el igual valor de la mujer que del hombre, en el mensaje del Evangelio y su igual capacidad para evangelizar o difundir la Buena Nueva.
ResponderEliminarPero para que algo así sucediera, deberían previamente ocurrir dos cambios en la Iglesia institucional: la coherencia de lo que dice y lo que hace, es decir, un ejemplo real de lo que defiende, en ocasiones sin mucha convicción y dos, perder el miedo. Solo así, el mensaje que intenta hacer llegar a la gente, será una realidad.
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